Curación de la hemorroísa

    Jesús se dirigía hacia la casa de Jairo entre una muchedumbre que le asfixiaba, cuando se acercó a Él por detrás una mujer que padecía una hemorragia desde hacía doce años, la cual, tras haber gastado toda su hacienda en médicos, no había sido curada por ninguno de ellos. Se acercó por detrás y apenas tocó la franja del manto de Jesús, cesó la hemorragia. Y Jesús dijo:

   - ¿Quién me ha tocado?

    Como todos lo negaban, Pedro le replicó:

   - Maestro, es la turba de gente la que te está oprimiendo y estrujando.

    Pero Jesús dijo:

   - Alguien me ha tocado, porque he notado que una energía salía de mí.

    Viéndose descubierta la mujer, se acercó temblando y, postrándose ante Él, declaró ante todo el pueblo por qué motivo había tocado su manto y cómo de inmediato quedó curada.

    Él le dijo:

   - Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz.

(Lc 9, 43-48)


Volver