Bartimeo, el ciego de Jericó

    Llegaron a Jericó, y al salir de Jericó Él, sus discípulos y una turba considerable, el hijo de Timeo, Bartimeo, un ciego mendigo, estaba sentado al borde del camino. Y cuando oyó decir que era Jesús el Nazareno el que pasaba, comenzó a dar gritos, diciendo:

   - ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!

    Muchos de los que pasaban le increpaban y le decían que se callase, pero él gritaba cada vez más:

   - ¡Hijo de David, ten compasión de mí!

    Y Jesús, deteniéndose, dijo:

   - Llamadle.

    Llamaron entonces a Bartimeo, diciéndole:

   - Ánimo, levántate y ve, que el Maestro te llama.

    Él, arrojando su capa, se levantó de un salto y corrió hacia Jesús. Y dirigiéndose a él, dijo Jesús:

   - ¿Qué quieres que haga por ti?

    El ciego le dijo:

   - Maestro, que recupere la vista.

    Y Jesús le dijo:

   - Anda, tu fe te ha salvado.

    Y al instante recobró la vista, y le seguía por el camino.

(Mc 10, 46-52)


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