El hombre del brazo atrofiado

Se marchó de allí y fue a la sinagoga de ellos. Había allí un hombre con un brazo atrofiado. Para poder acusar a Jesús, le preguntaron:

- ¿Está permitido curar en sábado?

Él les respondió:

- Supongamos que uno de vosotros tiene una oveja, y que un sábado se le cae en una zanja. ¿La agarra y la saca, o no? Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por lo tanto, está permitido hacer el bien en sábado.

Entonces le dijo al hombre:

- Extiende el brazo.

Lo extendió y quedó sano y normal como el otro. Al salir de la sinagoga, los fariseos planeaban el modo de acabar con Jesús.

Jesús se enteró y se marchó de allí. Lo siguieron muchos, y Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran.

(Mt 12, 9-16)


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